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viernes, diciembre 31, 2021

El asesino del año.

Era el último día, así es que recopiló todo lo malo que había sufrido, lo metió en un saco y con un palo la emprendió a golpes, doce dio, siguiendo el ritmo acompasado de las campanadas que anunciaban el año nuevo, uno tras de otro, con saña, hasta que agotado, sintió que nada dentro de aquel saco se movía.

Arrastrando el saco inerte por el pasillo, salió al descansillo, miró en rededor para asegurarse de no coincidir con nadie, era improbable, pues todos brindaban por la entrada al nuevo año en ese momento.
Bajó hasta el portal, una vez allí hizo lo mismo y salió lo más veloz que pudo hasta el coche, abrió el maletero y con mucho esfuerzo metió el saco dentro, circuló sin rumbo fijo durante un tiempo incalculable, hasta que sin darse a penas cuenta,  apareció ante él un páramo vacío y solitario.

Paró el motor, volvió a asegurarse de que por allí no había nadie, bajó del coche, sacó el pico y la pala del maletero y cavó un agujero negro como boca de lobo, frío como ventana de iglú y profundo como su mirar, allí depositó el saco y lo enterró.

Una vez alisada la superficie, respiró aliviado, consciente de haber cometido un asesinato y sin ningún rencor ni remordimiento alguno, regresó a casa ilusionado, pensando que con el recién nacido, todo sería distinto.

"Toda salida, es una entrada a otra parte" Tom Stoppard



jueves, junio 03, 2021

Compartir es Vivir



Si lo que te pasa es que tienes que alimentar a tus cachorros,  te diré que lo que llevo en la cesta es para mi abuela, pero estoy segura que lo podemos compartir. 

Mira, tengo leche de la cabra, también hay un queso, un frasco de miel, filetes de contramuslo y un pan recién hecho. Sospecho que lo que mejor te viene son los filetes, por lo que no hace falta ni que me los pidas, además la abuela ya no tiene dientes y no los iba a poder masticar.

Todo arreglado,  compartir es vivir!




sábado, mayo 22, 2021

Adeu, Adiós, Agur


Tras mucho meditar se puso en pie, sacudió sus ropas con las manos, estirando las arrugas al mismo tiempo; comenzó a caminar, un pie primero, el otro después, la puerta de salida estaba cerca, la abrió, salió cerrándola tras él y después, como hacia siempre, se palpó los bolsillos de la chaqueta y del pantalón, en busca de las llaves, esta vez para asegurarse de que las había dejado en el interior, encima de la repisa del mueble de la entrada, junto a una nota en la que dejó escrito: adeu, adiós, agur. No pudo escribir mucho más, se iba para siempre.


Renacer


Se ahogó en un vaso de agua. Fue bebido, bajó en picado por una tráquea desconocida, pasadas unas horas deambulando por las entrañas de un cuerpo ajeno, fue orinado; hoy recuerda la experiencia como un renacer.

lunes, mayo 17, 2021

Llave hueca

Una llave hueca se usa para curar los orzuelos, eso dicen, yo tengo una, me la encontré un día inspeccionando en el interior de un cofre sin dueño; el descubrimiento disparó mi fantasiosa imaginación con una pregunta lógica ¿Qué abrirá? 


Abre el pesado portón de una casa antigua, se gira dentro de la cerradura y se escucha el ruido del resbalón guiado, seguido de un chirrido lento y quejumbroso, que da paso a un escenario claustral, calmo, envuelto en una atmósfera fresca con aroma leñoso.

Cierro tras de mi adentrando despacio, está oscuro, mis ojos tardan poco en aclimatarse pudiendo visualizar la estancia con plena atención. Mi reloj se ha parado.

Una chimenea fértil se abre a la sala, parece que sonríe, lleva tiempo esperando ser encendida para demostrar sus magníficas habilidades. Hay troncos de encina apilados en cestos de esparto, se me antojan tristes, saben cuál es su destino. Una palmatoria de bronce, adorna altiva la repisa, en ella un cirio llorón consolado, sobrevive. Las cortinas polvorientas, solicitan ser retiradas, quieren dar paso a la luz, que alguien las toque, aunque sea un rato, lo que dura el gesto, yo lo entiendo y lo hago. Un sofá inmenso, permanece inmóvil delante del escenario ardiente del hogar baldío.

Desde allí se ve entreabierta la puerta de la cocina, voy para ver; los cacharros cuelgan del techo, acompañando a ramos de hierbas secas, tomillo, romero, mejorana, guindillas, ajos y pimientos choriceros, encima de una enorme mesa tocinera desgastada. En la pared un armario alacena de color amarillo, con frasquitos de cristal en su interior, que contienen aliños, adobes y condimentos. La cocina de lumbre, negra y brillante, como una locomotora. Una platera contiene la vajilla, tazas colgando y un puchero rojo descascarillado que huele a café.

Subo a la buhardilla, es diáfana, con un único ventanal en el centro del techo, justo debajo, tres grandes colchones de lana, apilados con un claro objetivo, el arrullo suave de quien en ellos se acueste, viendo desde su descanso el firmamento casi entero, con mil deseos preparados para ser invocados cuando las estrellas fugaces crucen raudas y sabiendo que despertará, con el sonido de unas campanas lejanas o el canto de algún ruiseñor anunciando la primavera.

La Paz sea contigo y con tu espíritu.




sábado, mayo 08, 2021

Serenidad, Valor y Sabiduría

Serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar.

Valor para cambiar las cosas que si puedo.

Sabiduría para conocer la diferencia.

Epicteto.

miércoles, julio 10, 2019

DISERTACIONES

Lo único insoportable para el ser racional es lo irracional, pero lo razonable se puede soportar. Para juzgar lo razonable y lo irracional cada uno de nosotros nos servimos no sólo del valor de las cosas externas, sino también del valor de nuestra dignidad personal. Eres tú quien te conoce a ti mismo, quien sabe cuánto vales para ti mismo y en cuánto te vendes; cada uno se vende por un precio.

Epictecto
Hierápolis 55 - Nicopolis 135