Este tampoco
Se llama Juan, como papá, dijo Adelaida entrando en el cuarto donde su madre cosía frenéticamente a máquina; pretendiendo que fuera un motivo para aceptar, esta vez, a su decimocuarto novio en lo que iba de mes. La madre, paró de coser, levantó la mirada abatida, por encima de sus pequeñas gafas y escrutó al individuo de arriba abajo. Tras varios minutos de sepulcral silencio, se levantó acercándose a su hija y le dijo, poniendo una mano en su hombro: _Adela, hija. Es hora de que sepas, que Juan, no era tu padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario