Estaba justo enfrente, nos habíamos desplazado en el asiento sincronizadas, mirándonos con idéntica expresión, cuando el pasajero de mi izquierda y el de su derecha, se habían levantado para apearse, llegando a Callao. Los que entraron ocuparon los asientos, algunos permanecieron de pie, impidiendo que nos viéramos, aunque nuestros ojos se cruzaron levemente entre los cuerpos, En Chueca se liberó el espacio de nuevo. Justo enfrente otra vez. ¡Cuánto nos parecíamos!. Hasta se le caía sobre los ojos el mismo mechón de pelo. En Rubén Darío nos levantamos al tiempo, la perdí de vista cuando las puertas se abrieron.
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viernes, mayo 31, 2024
Fugitivo
Estaba justo enfrente. Había subido en Casa de Campo. A pesar de la gabardina que cubría por entero su total envergadura, enormes pezuñas y una larga trompa gris con pelos negros, asomaban por el bajo. Miré al rededor buscando a alguien que viera lo mismo que yo; los pasajeros, indiferentes, viajaban con aire cotidiano, leyendo, dormitando..., nadie confirmaba mi sospecha. Me guiñó un ojo, sonreí. No había duda, era el elefante fugado del zoo.
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