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viernes, agosto 02, 2024

Los cuentos de mi padre

Esta es la historia de cómo mi padre se quedó calvo.

Una de las preguntas que me rondaba por la cabeza cuando era pequeña, tenía que ver con la falta de pelo de mi padre, siempre le preguntaba por qué no tenía pelo, para que él me contara la historia de su calvicie una y otra vez.





¿por qué no tienes pelo papa?

Cuando era un muchacho, decía, me vi en la obligación de embarcar en un galeón pirata llamado "mares del Sur", que zarpó desde el Puerto de Valencia en España hacia Guayaquil en Ecuador y desde allí a las islas Galápagos que era el destino final de aquel barco.




Uno de los requisitos para embarcar era llevar un pañuelo en la cabeza que cubriera la cabellera de los marineros, yo en aquel entonces, tenía una hermosa cabellera negra con muchos tirabuzones.

¿Y por qué motivo tenías que cubrir tu melena?

Porque había muchos piojos y así se evitaba que los parásitos pasaran de cabeza a cabeza, además de ser un distintivo de identidad de un pirata. 

Entonces, ¿También llevabas un parche en el ojo?

Lo del parche en el ojo era sólo si te lo había mandado el médico por algún motivo de salud ocular. Para hacer trabajar al ojo vago.

¿Y la pata de palo?

La pata de palo, solo se daba en aquellos piratas que habían saldado cuentas en alta mar con algún tiburón hambriento, no todos los piratas tenían patas de palo.

¿y el gancho en la mano?

Te refieres al garfio. Eso también tenía mucho que ver con los que se asomaban por la borda a querer tocar a las ballenas. Decían que quien conseguía tocar a una ballena, era joven para siempre, pero nada decían de los riesgos que entrañaba tal hazaña. Yo nunca lo intenté porque no me convencía la idea.

Cuéntame más.

Las islas Galápagos se llamaban así porque en ellas habitaban unas tortugas gigantes llamadas galápagos, eran tan grandes que podían los hombres subirse a ellas para recorrer los inmensos trayectos de las islas, además eran muy buenas nadadoras, lo que permitían cruzar entre las islas que formaban el archipiélago sin tener que utilizar el barco que quedaba anclado un poco más allá.

¿Qué es un archipiélago?

Se trata de un conjunto de islas que se encuentran agrupadas y cercanas unas de otras. Aquí en España, también tenemos el archipiélago Balear y el Canario.



¿subiste tú a alguna tortuga?

Por supuesto que si, son animales con un gran caparazón que cubre su cuerpo repleto de escamas y unas grandes garras con fuertes uñas que les permiten agarrarse al terreno pedregoso y también caminar por las arenas finas de las playas. Además son unas excelentes nadadoras.


Allí fue donde conoció a Teodolinda, una tortuga gigante amable y sonriente que habitaba en aquellos lares desde el principio de los tiempos y que al parecer era la reina de las tortugas, título que se ganó por ser honesta con todos sus congéneres y también con otros animales que habitaban por allí, como por ejemplo delfines, leones marinos, tiburones martillo, iguanas, lagartos, cormoranes, albatros y pingüinos, pero esta es otra historia.


Lo que pasó finalmente.

Aquel lugar era escondite de otros piratas que utilizaban los recovecos del terreno para ocultar sus botines robados a otros galeones y además pretendían hacerse los dueños de todo lo que había a su alrededor, sin tener en cuenta que no les pertenecía, pero eran muy amigos de lo ajeno y su aspecto dejaba a la luz sus más secretas intenciones, pues solo con verlos se te helaba la sangre y un sudor frío recorría tu frente sin remedio.

Un día mientras faenábamos muy cerca de las Islas, el marinero vigía que estaba subido en la cofa, allá en lo alto del mástil mayor, avisó de la proximidad de otro navío gritando Barco a la vista.

Cuando nos quisimos dar cuenta, ya se encontraba encima abriendo fuego contra nosotros. 

Una de las balas que salieron desde allí, atravesó mi pañuelo llevándose consigo mi exhuberante cabellera. Y desde entonces, unido al gran susto, no me creció el pelo nunca más.


Así fue como se quedó calvo mi padre, en una batalla de piratas muy cerca de Las Islas Galápagos.

Colorín colorado este cuento se ha acabado.


Recuerdos de mi niña interior.





miércoles, junio 26, 2024

El café de la tía Ruth


Hay que ser muy valiente para tomar una taza de ese café que prepara, es negro como boca de lobo, intenso como el primer beso enamorado, aromático como las flores de azahar paseando por la ribera de un río y de un sabor perdurable a través del tiempo. Su función estimulante, la cumple sin duda, pues osé tomar un poco, sólo con hielo alrededor de las cuatro de la tarde y siendo las tres de la madrugada aún no he conseguido conciliar el sueño. 

Es un brebaje totalmente pensado, ideado para tomar en la mañana, para despertar y poder aguantar hasta la caída del sol sin a penas despeinarse. Y me aventuro a pensar que da para más, viendo los efectos que en mi cansado y ajado organismo, ha causado.

Ella lo sabe y por la tarde no le ofrece a nadie, pues conoce los efectos de la pócima. Si decides tomar, será bajo tu responsabilidad, ella ya es responsable de otras cosas que defiende a capa y espada, tal como lo haría un caballero español, antiguo, cortés, educado, serio e imperioso.

Si te vieras tentado como de cualquier otra prohibición, avisado quedas. El insomnio será difícil de vencer y vagarás por las horas como ánima del purgatorio sin saber dónde tropezarte.

Me río yo de George Cloony con su "what else?"


viernes, mayo 31, 2024

El Reflejo

Estaba justo enfrente, nos habíamos desplazado en el asiento sincronizadas, mirándonos con idéntica expresión, cuando el pasajero de mi izquierda y el de su derecha, se habían levantado para apearse, llegando a Callao. Los que entraron ocuparon los asientos, algunos permanecieron de pie, impidiendo que nos viéramos, aunque nuestros ojos se cruzaron levemente entre los cuerpos, En Chueca se liberó el espacio de nuevo. Justo enfrente otra vez. ¡Cuánto nos parecíamos!. Hasta se le caía sobre los ojos el mismo mechón de pelo. En Rubén Darío nos levantamos al tiempo, la perdí de vista cuando las puertas se abrieron.

Fugitivo

Estaba justo enfrente. Había subido en Casa de Campo. A pesar de la gabardina que cubría por entero su total envergadura, enormes pezuñas y una larga trompa gris con pelos negros, asomaban por el bajo. Miré al rededor buscando a alguien que viera lo mismo que yo; los pasajeros, indiferentes, viajaban con aire cotidiano, leyendo, dormitando..., nadie confirmaba mi sospecha. Me guiñó un ojo, sonreí. No había duda, era el elefante fugado del zoo.


miércoles, mayo 15, 2024

Aquel páramo

De allí nadie volvía. Decían que era un laberinto oscuro y fangoso en el que, si tenías la desgracia de entrar, eras fagocitado pasando a formar parte de un espacio infinito plagado de lagunas mentales, cada vez más profundas, no sabías quien eras ni conocías a nadie, convirtiéndose tu existencia en una irremediable huida a ninguna parte. Primero confusión, luego negación, algunas veces ira y más tarde aceptación de la regresión a una infancia eterna, en la que se cerraba el círculo y por fin morías. Demencia, creo que se llamaba aquel páramo.

martes, mayo 07, 2024

Modus operandi

Pagaba al asesino por el trabajo realizado, avisaba a la policía, se ponía la bata de guatiné atada a la cintura, se cogía los rulos y permanecía tras los visillos hasta que atisbaba el resplandor del coche patrulla. Apresurada, salía a la puerta, haciendo señas para que supieran que era ella quien había llamado. Les contaba lo que, en su imaginación, había sucedido con todo lujo de detalles. Era así como aplacaba, la buena señora, su afán de protagonismo. Con este modus operandi, fue como gastó los ahorros y acabó con el vecindario poquito a poco.

domingo, abril 14, 2024

Este tampoco

Se llama Juan, como papá, dijo Adelaida entrando en el cuarto donde su madre cosía frenéticamente a máquina; pretendiendo que fuera un motivo para aceptar, esta vez, a su decimocuarto novio en lo que iba de mes. La madre, paró de coser, levantó la mirada abatida, por encima de sus pequeñas gafas y escrutó al individuo de arriba abajo. Tras varios minutos de sepulcral silencio, se levantó acercándose a su hija y le dijo, poniendo una mano en su hombro: _Adela, hija. Es hora de que sepas, que Juan, no era tu padre.

La Pócima

Una calavera pequeña, un rabo de lagartija, tres pelos de rata, la lengua de una rana, un ojo de serpiente, un buen chorreón de aove y sal, todo ello cocido en las lágrimas de una mujer desolada, cuándo la válvula empiece a sonar, bajar el fuego a media potencia para que reduzca, después dejar enfriar, colar y beber el brebaje resultante.
Cuando releí la receta en mi libreta, supe que excepto las lágrimas de mujer desolada y la sal, me sería muy difícil conseguir los ingredientes, sobre todo el chorreón de aove. 

El fin

Me preguntaba en qué momento se había complicado tanto ser poeta, supongo que mucho tenía que ver la falta de campos cuajados de flores, ya no llovía. El aroma petricor se comercializó de imitación en frascos pequeños, solo accesible a los multimillonarios que se fueron a Marte. La luna, hacía décadas que no sabíamos dónde estaba, por la contaminación lumínica. Los vientos y huracanes habían hecho proliferar los refugios subterráneos, invadiendo el inframundo. Los pocos que salían a estirar las piernas, iban pertrechados de escafandra y gafas de sol, no nos mirábamos a los ojos. La verdad es que no había donde ponerse a esperar las musas.


lunes, junio 19, 2023

Noticias 2172


Este documento ha sido encontrado en una de las excavaciones arqueológicas, realizadas por Zpetra y Xtremo en la antigua ciudad de Madrid, muy cerca de una zona que al parecer era verde. Así se llamaban los lugares donde había plantas y árboles, además de algunos animales.

Según la inteligencia artificial que ha visualizado y analizado esta especie de papiro, informa que se trata de la composición sólida de los humanos que habitaban el planeta Tierra antes de la gran explosión.

Quedará expuesto en el museo de lo antiguo por si acaso alguien quiere verlo. 


viernes, diciembre 31, 2021

El asesino del año.

Era el último día, así es que recopiló todo lo malo que había sufrido, lo metió en un saco y con un palo la emprendió a golpes, doce dio, siguiendo el ritmo acompasado de las campanadas que anunciaban el año nuevo, uno tras de otro, con saña, hasta que agotado, sintió que nada dentro de aquel saco se movía.

Arrastrando el saco inerte por el pasillo, salió al descansillo, miró en rededor para asegurarse de no coincidir con nadie, era improbable, pues todos brindaban por la entrada al nuevo año en ese momento.
Bajó hasta el portal, una vez allí hizo lo mismo y salió lo más veloz que pudo hasta el coche, abrió el maletero y con mucho esfuerzo metió el saco dentro, circuló sin rumbo fijo durante un tiempo incalculable, hasta que sin darse a penas cuenta,  apareció ante él un páramo vacío y solitario.

Paró el motor, volvió a asegurarse de que por allí no había nadie, bajó del coche, sacó el pico y la pala del maletero y cavó un agujero negro como boca de lobo, frío como ventana de iglú y profundo como su mirar, allí depositó el saco y lo enterró.

Una vez alisada la superficie, respiró aliviado, consciente de haber cometido un asesinato y sin ningún rencor ni remordimiento alguno, regresó a casa ilusionado, pensando que con el recién nacido, todo sería distinto.

"Toda salida, es una entrada a otra parte" Tom Stoppard